Etiquetas

Redes sociales

Las considero un arma de doble filo y además puedo basarlo en experiencias cercanas a mi entorno.  

Los puntos favorables, que son muchos, las sitúan como herramientas de comunicación ágil y dinámica; en un golpe de click contamos situaciones, ideas y experiencias; mostramos o vemos fotografías y vídeos de quienes viven lejos; nos solidarizamos con la última noticia, injusticia o alegría del día; en conclusión optimizamos nuestro tiempo.  Me encanta ver cómo crecen las hijas de mi amiga que vive en Méjico, así como conocer la opinión de mi amigo acerca de la crisis económica en Edimburgo, también ver las fotografías del último viaje de mi primo.


Por otro lado considero desfavorable y peligroso el estigma que se genera en torno al número de amigos, la cantidad de comentarios y los “likes” que se reciben al día.  


Conozco personas que consideran las redes como una herramienta de acercamiento hacia aquellos que aprecian o con quienes quisieran estar, pero realmente lo que disfrazan es una imposibilidad de mantener una comunicación saludable de tu a tu.  A través de la red social todo es más informal, menos personal, menos vinculante.


Todos conocemos a alguien que escribe mil veces al día en su red social, ninguna materia sustanciosa al cabo, quizá una foto, quizá un artículo de periódico, un pequeño diario de su día a día.  Analizándolo un poco, ese sujeto está reclamando el trocito de atención con el que se conformará para satisfacer sus necesidades mínimas de afecto.  


La frustración y el desamparo son los sentimientos a los que se llega tras un día de baja actividad en el muro.  Lo demás irá llegando para convertirse en un círculo monótono y obsesivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Tu comentario siempre es bien recibido!