Me he dado cuenta de que me miraba, descarado, quería que lo notara. Que gracia, a estas alturas, a menos de un mes de mis cincuenta...
A pesar de que voy cuidadosamente maquillada, el pelo brillante y sedoso, recién teñido, no creo que fuera debido tanto a una cuestión de belleza como por mi expresión relajada y feliz. Hoy en la cara llevaba plasmado mi espíritu y él lo ha notado.
Salimos del vagón caminando hacia la siguiente conexión; él detrás mío.
Adelanta con paso ligero una mujer joven, bajita, delgada, ágil, con formas y con un pantalón suelto, muy fino, liviano, que marca sus glúteos, imagino que ataviados únicamente por un tanga.
No he podido evitar sonreír al verla, me hago a un lado al tiempo que aminoro el paso; quiero confirmar lo que imagino y, le he visto, la mirada fija en el culo de la joven, su paso acelerado, intentando alcanzarla inconscientemente.
Adelanta con paso ligero una mujer joven, bajita, delgada, ágil, con formas y con un pantalón suelto, muy fino, liviano, que marca sus glúteos, imagino que ataviados únicamente por un tanga.
No he podido evitar sonreír al verla, me hago a un lado al tiempo que aminoro el paso; quiero confirmar lo que imagino y, le he visto, la mirada fija en el culo de la joven, su paso acelerado, intentando alcanzarla inconscientemente.
Típico y tópico. Divertido y sencillo de vaticinar.
Qué distinto este comienzo del día a otros monótonos o aburridos, o a aquel en el que algo parecía poder ir mal, había que comprobar, no vaya a ser…
Hoy se han disipado las dudas de aquel y todo vuelve a ser fabulosamente cotidiano. Un alivio.
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